La generación click estaría representada por todos esos niños y jóvenes que han nacido, no antes de 1997, con las nuevas tecnologías y que las han integrado en todo su crecimiento como parte inherente de sí mismos y de su entorno, cubriendo esta nueva población formada por los alumnos de primaria, secundaria y bachiller en los centros educativos.
Se caracterizan por ser rastreadores de internet, buceadores del océano de información que les ofrecen las tecnologías. Nada se les resiste en cuanto a controles de seguridad, formatos, sistemas operativos, aplicaciones, programas, lo mismo les da usar PSP, PS 1-2-3, DS, Wii, Tablets, móviles, ordenadores. Conocen infinidad de aplicaciones para cualquier necesidad que se les presente. Son los héroes de las redes sociales, capaces de crearse múltiples perfiles y construir la mejor o peor versión de sí mismos. Son los actores de una nueva era mucho más avanzada que cualquiera de las anteriores por la velocidad con la que surgen los cambios: la era de la comunicación.
Por eso no es de extrañar el choque entre la generación click y las pedagogías tradicionales. Pretender que sea la nueva generación la que se adapte a las viejas instituciones es antinatural y es imposible desde el punto de vista evolutivo.
La generación click necesita verlo todo en un click, ya que enfrentarse a un problema mediante concentración y análisis se le hace muy pesado. Están ávidos de información, aunque muchas veces se trata de captación pasiva de la misma. Están enganchados a la inmediatez, es un “lo quiero ya o no lo quiero”. Necesitan llegar al resultado a la primera o desisten en la búsqueda.
Se podría decir que el cerebro de los alumnos de ahora ya no es una gran base de datos o un ordenador que procesa y almacena información constituyendo un sistema dependiente de los modelos y contenidos educativos diseñados para alimentarlos, sino que el cerebro de la generación click es ahora un sistema abierto y autónomo que se sabe autogestionar, que es capaz de buscar e intercambiar información y localizar dentro de los paquetes de datos lo que realmente necesita.
A partir de esta constatación han dejado de tener sentido las clases magistrales, pues a la generación click le cuesta mucho mantener la atención en una única tarea más de 20 minutos. El trabajo puramente individual se contradice con la necesidad de trabajar en equipo y de comunicar constantemente, ya sea personalmente o cibernéticamente. El enfoque a resultados y la homogeneización de las evaluaciones han quedado obsoletos frente al enfoque por capacidades y a las evaluaciones de conjunto. La pérdida de la unicidad a favor del conjunto de los métodos tradicionales va dejando paso a la valoración de las capacidades de cada individuo en todo su potencial creativo.
